Sobre el cáncer de ovario

El cáncer de ovario sigue siendo la causa más frecuente de
muerte por enfermedades malignas de origen ginecológico en las mujeres de los
países desarrollados.
Mientras las campañas de detección precoz del cáncer de
cérvix o de mama han mostrado su eficacia en la reducción de la mortalidad por
estas patologías, hasta la fecha ninguna prueba o estrategia de detección ha
sido eficaz en el caso del cáncer de ovario, probablemente debido a que esta
enfermedad representa diferente tipos de cáncer.
Uno de los hallazgos más importantes de la última década en
oncología ginecológica ha sido que los tumores serosos (los más frecuentes,
agresivos y generalmente diseminados en el momento del diagnóstico) derivan, no
del ovario, si no del epitelio de la trompa de Falopio, mientras que los
tumores de células claras o los tumores endometrioides derivan del tejido
endometrial que migra hacia el ovario durante la menstruación en un fenómeno
que se ha dado en llamar “menstruación retrógrada”.
Estas conclusiones se han obtenido fundamentalmente de la
observación de las piezas quirúrgicas de mujeres que presentaban la mutación
BRCA1/2 y que eran sometidas a una extirpación profiláctica de trompas y
ovarios. En estas mujeres se detectó una alta incidencia de carcinomas in situ
o lesiones epiteliales precursoras de cáncer no en el ovario sino en las
fimbrias, es decir, en las zonas más distales de las trompas de Falopio.
Esas lesiones también se observaron en mujeres no portadoras
de la mutación BRCA1/2 por lo que, actualmente, se plantea como estrategia
preventiva para reducir los casos de cáncer de ovario esporádico en estas
pacientes la cirugía para la extirpación de ambas trompas de Falopio. Esta
cirugía evitaría la extirpación de los ovarios, la menopausia precoz de estas
pacientes y, con ello, el incremento de las enfermedades cardiovasculares que
se han observado en las pacientes sometidas a este tipo de cirugía antes de
alcanzar la menopausia natural.


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