Aunque es difícil acotar esta realidad, cada vez más expertos y estudios consideran que el estrés interfiere en la fertilidad de muchas mujeres, perjudicando sus posibilidades de lograr un embarazo, y de los hombres, al reducir la producción de espermatozoides.
En el caso de la mujer, el estrés y la ansiedad a la hora de buscar un embarazo pueden alterar el ritmo de la ovulación. No hay, en cualquier caso, unanimidad en la comunidad médica alrededor de esta realidad y, de hecho, no falta quien desvincula completamente estrés de infertilidad.
Las dificultades para lograr un embarazo suelen provocar nerviosismo y ansiedad. Los expertos, de hecho, subrayan la conveniencia de sentirse fuerte anímicamente antes de someterse a un tratamiento de reproducción asistida.