Las dudas más repetidas durante el embarazo

La gestación es una etapa generalmente muy emocionante para
la futura madre. También es tiempo de preocupación, de estar alerta. La ilusión
y los miedos se mezclan a menudo. En este post vamos a reflexionar alrededor de
algunas de las cuestiones sobre las que más veces preguntan las embarazadas. La
primera de ellas es sobre las relaciones sexuales. La recomendación básica
sobre este tema es que hagas lo que te haga sentir cómoda. Un embarazo que
discurre con total normalidad no debe ser un motivo para modificar o
interrumpir la actividad sexual habitual. Únicamente si existe hemorragia,
infección genital, amenaza de parto prematuro o rotura de la bolsa de agua
deberás abstenerte de seguir con tu actividad sexual habitual.
La toxoplasmosis es otro de los asuntos por los que más a
menudo preguntan las mujeres gestantes.
Un simple análisis de sangre te hará saber si estás inmunizada o si todavía no
lo estás. En el primer caso, si tu cuerpo ya ha desarrollado anticuerpos antes
del embarazo, puedes mantener tus hábitos alimenticios habituales. De lo
contrario, debes evitar comer carne poco cocinada, deberás lavar
exhaustivamente las frutas y las verduras que consumas y si tienes en casa un
gato como mascota, aliméntalo con pienso, evita estar en contacto con sus heces
y también que entre en contacto con otros animales. Recuerda que una embarazada
infectada puede transmitir la enfermedad al feto y causarle daños cerebrales e
incluso la muerte.

Por otro
lado, muchas sois también las que preguntáis cuándo consultar con el
especialista médico. Debéis hacerlo en el mismo momento en el que detectéis
alguna anomalía en el transcurso del embarazo. Y por anomalía entendemos que la
embarazada sufra de vómitos intensos y persistentes o diarrea, que tenga
fiebre, dolor de cabeza no habitual o muy intenso, dolor al orinar, pérdida de
líquido por los genitales, sangrado genital, hinchazón en zonas distintas a
los pies y tobillos por la tarde, o en estos lugares si no desaparecen con el reposo
nocturno, contracciones uterinas rítmicas, progresivamente más intensas y con
frecuencia de, al menos, dos cada diez minutos durante media hora o disminución de movimientos del feto con respecto a los días previos.



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