La esterilidad, ¿una epidemia?

Se define “epidemia” como la enfermedad que se propaga durante algún tiempo por un país, acometiendo simultáneamente a gran número de personas (Diccionario RAE).
Aunque inicialmente se aplicó a las enfermedades infecciosas, la Organización Mundial de la Salud ha extendido este término a otros fenómenos y patologías que nos afectan, como el tabaquismo o la obesidad.
Por lo tanto, no resulta descabellado hablar de una epidemia al referirnos a la dificultad para tener hijos en nuestro medio.
Se estima que, en países desarrollados, hasta el 16% de las parejas pueden tener dificultad para gestar y este porcentaje, traducido a números, en España, implica a 600.000-700.000 parejas.
Estos datos, que se repiten de forma sistemática en todos los documentos en que se habla de epidemiología de la esterilidad, probablemente se encuentren muy por debajo de la prevalencia real del problema.
Hay una gran dificultad para conocer realmente a cuántas parejas afecta la esterilidad.
Por una parte, de los estudios demográficos sólo podríamos obtener datos de cuántas parejas no tienen hijos. Esto incluiría también a las parejas que no desean descendencia pero excluiría a aquellas que, teniendo hijos, desearían tener más, pero no les es posible, o las que optaron por la adopción.
Por otra parte, los estudios basados en frecuentación de servicios médicos tampoco presentan una gran fiabilidad: una gran parte de la población sigue considerando la esterilidad como un tema tabú, idea apoyada por determinadas posiciones sociales que estigmatizan no sólo a las parejas implicadas si no a todos aquellos tratamientos desarrollados para solucionar este problema médico.
El acceso a los servicios de medicina reproductiva, además, está limitado por la proximidad o no a centros especializados, las considerables listas de espera en los centros públicos y la cuantía económica de los tratamientos en centros privados.
Todo ello viene a confirmar que, aunque estimamos una prevalencia y una incidencia alta, su número exacto permanece desconocido y que, considerando las imposiciones profesionales, personales y familiares que se han impuesto en la vida occidental, se incrementará progresivamente.


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