Frente a otras especies, los
humanos nos reproducimos de una forma poco eficiente y cuando vemos la fertilidad
en el primer año de relaciones sexuales, descubrimos que la tasa de embarazo en
los primeros meses de exposición no supera el 30%, disminuyendo a partir de
entonces. Sabiendo esto y sabiendo que la edad influye en la fertilidad tanto
del varón como de la mujer, debemos pensar que a mayor edad, este 30% máximo de
posibilidades de éxito se va a reducir.
las células sexuales masculinas y las femeninas en la especie humana: mientras
que los varones producen, en la edad fértil, día a día espermatozoides, las
mujeres gastamos las células que tenemos almacenadas en el ovario desde que
estábamos en el vientre de nuestra madre. Y esto implica que, si bien los
varones pueden tener espermatozoides en el eyaculado hasta edades avanzadas,
nosotras estamos encaminadas a alcanzar la menopausia, es decir, un momento de
nuestra vida en que se han agotado las células sexuales y nuestras
posibilidades de embarazo se convierten en nulas. Pero no solo eso, si no que
sabemos que esta fertilidad empieza a estar comprometida entre 12 y 13 años
antes de que vayamos a tener nuestra última regla. Y esto es tan importante
como que mujeres que van a tener la menopausia a los 45 años, van a tener su
fertilidad francamente disminuida a edades tan impensables como los 32 años.
Respecto a los hombres también
sabemos que, aunque mantienen la capacidad para producir espermatozoides, la
calidad seminal disminuye con la edad, alterándose el número y la movilidad de
los espermatozoides, pero también sabemos que, al igual que ocurre con la edad
de la mujer, la edad avanzada del varón, se asocia a un mayor incremento de
enfermedades de origen genético, como malformaciones y cánceres y, como se ha
publicado recientemente en una revista de relevancia en medicina reproductiva,
de un incremento de la mortalidad infantil antes de los 5 años de vida.
Dra. Marita Espejo
Directora de Instituto FIVIR