Tratamientos

TRATAMIENTOS DE INDUCCIÓN DE LA OVULACIÓN
Solos o acompañados de una técnica de reproducción asistida, los tratamientos de inducción de la ovulación permiten corregir las alteraciones ovulatorias que pueden presentar hasta el 25% de las mujeres que consultan por esterilidad.
La inducción de la ovulación se consigue mediante fármacos que contienen hormonas, de administración preferentemente subcutánea y es controlada con estudios ecográficos seriados con o sin determinaciones analíticas, para evaluar la respuesta ovárica al tratamiento.
Dependiendo del diagnóstico de esterilidad, la inducción de la ovulación puede aconsejarse en ciclos de relaciones sexuales programadas, ciclos de inseminación artificial o tratamientos de inseminación in vitro (fecundación in vitro o microinyección espermática)
En estos últimos casos, el objetivo del tratamiento es la hiperestimulación ovárica controlada que permite una ovulación controlada y múltiple que incrementa las posibilidades de gestación.
INSEMINACIÓN ARTIFICIAL INTRAUTERINA
Consiste en el depósito intrauterino de una muestra seminal, preparada previamente en el laboratorio, en el momento de la ovulación.
Puede combinarse con tratamientos de inducción de la ovulación, lo cual aumenta las posibilidades de gestación.
Según la procedencia del semen hablamos de inseminación artificial conyugal (IAC) cuando la técnica se realiza con semen de la pareja o inseminación artificial de donante (IAD) cuando la muestra seminal procede de un donante.
Técnica
Generalmente, los ciclos de inseminación artificial se inician con un tratamiento de estimulación ovárica que requerirá un control periódico. La duración mínima de estos tratamientos es de 5-6 días, aunque depende de las características de cada paciente.
Mediante controles ecográficos transvaginales se comprueba que el ovario está preparado para la ovulación. En ese momento se provoca la ruptura folicular y la salida del óvulo hacia la trompa de Falopio, lugar donde se producirá la fecundación. Es entonces cuando el semen, preparado en el laboratorio, se deposita en el interior del útero utilizando una cánula blanda, en un procedimiento indoloro que se practica en la propia consulta.
FECUNDACIÓN IN VITRO (FIV) Y MICROINYECCIÓN ESPERMÁTICA (ICSI)
Son técnicas de reproducción asistida en las que los ovocitos se fecundan en el laboratorio y los embriones obtenidos se depositan en el útero de la paciente.
Ambas técnicas comparten muchos procedimientos  y se diferencian, exclusivamente, en el proceso de inseminación del ovocito.
Tanto en la fecundación in vitro como en la microinyección espermática, la paciente recibe un tratamiento farmacológico que inducirá la maduración de múltiples ovocitos. La respuesta a este tratamiento se evalúa mediante controles ecográficos y analíticos y, en base a estos controles, se programará la extracción ovocitaria.
Los ovocitos se obtienen en quirófano, bajo sedación anestésica y mediante punción ovárica transvaginal guiada por ecografía.

La técnica quirúrgica suele ser bien tolerada y las pacientes regresan a su domicilio tras un breve periodo de observación hospitalaria.
En el caso de la fecundación in vitro (FIV), la fecundación se consigue poniendo en contacto al ovocito con una concentración adecuada de espermatozoides.
En la microinyección espermática (ICSI) la fecundación se realiza mediante un procedimiento altamente complejo y sofisticado que consiste en la introducción de un solo espermatozoide en el interior del ovocito.
La fecundación puede observarse a partir de las 17-20 horas de la inseminación, y comienza con la visualización de un ovocito con 2 pronúcleos (estadio de zigoto), a partir del cual comenzarán las divisiones celulares.
La introducción de los embriones en el útero materno se denomina transferencia embrionaria, se completa en un ambiente estéril y, en ella, se emplea un catéter blando que permite completar la técnica de una forma indolora.

La elección de los embriones para transferir dependerá de la calidad de los mismos, intentando ofrecer a nuestros pacientes las mejores probabilidades de embarazo con el menor número de gestaciones múltiples y, por tanto, de gestaciones de alto riesgo obstétrico tanto para la madre como para los fetos.

CONGELACIÓN DE EMBRIONES
En ocasiones nos encontramos con un número alto de embriones de buena calidad que no se transfieren por el riesgo de embarazo múltiple. Esto implica que dispondremos de “embriones restantes” que se someten a un procedimiento de congelación para ser utilizados con posterioridad, bien cuando no se consiga gestación con el ciclo que se ha completado, bien en el futuro, para aumentar el número de hijos de la familia. Y todo ello sin necesidad de recurrir de nuevo a todo el procedimiento médico, quirúrgico y de laboratorio que implica el ciclo de FIV/ICSI.
CUSTODIA Y CONGELACIÓN SEMINAL
Consiste en la congelación del semen, manteniéndolo a una temperatura de -196 ºC de forma que se preserve su capacidad fecundante durante años.
Esta técnica está indicada en todos aquellos varones que, por causas médicas o quirúrgicas, puedan ver comprometida su fertilidad futura. Es el caso de pacientes con enfermedades cancerosas que van a ser sometidos a tratamientos de quimio o radioterapia, tratamientos altamente tóxicos y que dejan como secuela, en muchos casos, la pérdida de la fertilidad.
La custodia seminal también está indicada en aquellos casos de varones que han decidido someterse a una técnica de esterilización definitiva (vasectomía) y que desean  tener opción a una paternidad futura, o bien en aquellos colectivos profesionales que presentan un mayor riesgo vital (miembros de fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, bomberos, etc.), en el marco de un proyecto familiar estable.

DIAGNÓSTICO GENÉTICO PREIMPLANTACIONAL
Las nuevas técnicas de reproducción asistida han permitido el diagnóstico precoz de enfermedades genéticas  mediante el estudio de los embriones antes de la implantación y, por tanto, antes de que se produzca el embarazo. Esto ha posibilitado la transferencia de aquellos embriones que se consideran sanos para las enfermedades genéticas que pueden transmitirse de padres a hijos y, por tanto, conseguir una descendencia libre de la enfermedad estudiada.
El procedimiento que permite este diagnóstico tan precoz es el llamado diagnóstico genético preimplantacional.
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