MIRA LO QUE DICEN DE NOSOTROS

«Empezamos a perseguir nuestro sueño en el 2006.  Lo que pensábamos que resultaría fácil se fue complicando progresivamente con dificultades que iban surgiendo por el camino: pruebas y más pruebas, intervenciones quirúrgicas, etc. Tras varios intentos negativos tuvimos la suerte de conocer a la doctora Espejo al poco de abrir las puertas del Instituto FIVIR. La doctora y todo su equipo nos han aconsejado y apoyado desde el principio y gracias a ellos no desistimos a pesar de los negativos y de todos los obstáculos. Finalmente, después de este recorrido por todos estos años y tras un embarazo complicado siempre bajo la supervisión y los ánimos de Fivir,en julio nació nuestro tesoro,una nena de 30 semanas, sana y muy luchadora.» -Laura

«Mi marido y yo empezamos este largo camino convencidos de que sólo necesitábamos una ayudita y lo conseguiríamos a la primera, pero nada más lejos de la realidad…. Ha sido un duro camino pero nunca perdimos la esperanza y el equipo de Fivir tuvo mucho que ver en ello. Conseguíamos embarazo pero los perdía, el problema eran mis óvulos… Así que, nos hablaron de la ovodonación, cuesta aceptarlo pero por supuesto  decidimos que sí. Pensábamos que entonces sí lo conseguiríamos y además a la primera pero la beta fue negativa, no lo podíamos creer. Lo volvimos a intentar y otra vez beta negativa… Fue horrible, llegué a pensar que jamás lo conseguiríamos pero la esperanza nunca se pierde y tuvimos claro que volveríamos a intentarlo hasta conseguirlo. Al siguiente intento dio beta positiva embarazadísima de 3 embrióncitos que luchaban por sobrevivir de los cuales sólo quedó mi niña bonita, el amor de nuestra vida q ahora tiene 6 meses, una niña sana y preciosa que nos despierta por la mañana con una sonrisa y se nos cae la baba. No tenemos bastante vida para agradecer a Marita y a todo el equipo lo q han hecho por nosotros. Gracias y mil gracias por hacer realidad nuestro sueño, por darnos una razón más para seguir y por darle la vida a este precioso Ser.» -Ana

«Mi marido y yo hemos queremos agradecerle todo lo que has hecho para que nuestra hija esté ahora con nosotros. Es una niña muy lista y activa, con mucho genio pero muy simpática. Come muy bien y le encanta jugar con todo el mundo: en la guardería con los otros niños, en el parque, con mi madre y mis hermanas y con la familia de mi marido.

Estamos un poco agobiados porque trabajamos los dos y no damos abasto con la niña y con la casa, pero cuando llegas cansado de trabajar es una gran recompensa estar con nuestra hija. Ella ha sido un regalo muy valioso como “caído del cielo”. Ha llenado de luz nuestros corazones, que estaban apagados por la inminente defunción de mi padre. Y, en fin, es una ilusión y una inmensa alegría el poder disfrutar de ella cada día de nuestra vida. Ha sido la cosa más bonita y a la vez más difícil que me ha sucedido en la vida. Gracias a mi hija he vuelto a creer en Dios, y siento que mi padre está más cerca de mí porque se parece mucho a él y porque sé que Dios y mi padre me la han enviado.

Te estaré eternamente agradecida, doctora Espejo, y te llevaré dentro de mi corazón todos los días de mi vida. He conseguido la felicidad completa y la paz conmigo misma (aunque a veces me saque de los nervios esta niña, porque no para quieta).
Mi hija es un rayo de luz que ilumina de alegría y encanto cada calle que pisa, cada persona con la que se cruza y todo entero mi corazón y mi ser.

¡Gracias, gracias y un millón de gracias! Te deseo lo mejor en esta vida porque te lo mereces doctora Espejo.» -Isabel

«Mi hijo tiene ya tres meses. Está, como todos, regalando sus primeras sonrisas como respuesta a un estímulo, haciendo sus primeros gorgojeos, intentando coger pequeñas cosas, descubriéndose con enorme alegría en un espejo… Mi hijo está, sencillamente, creciendo. Sencillamente, creciendo. Confieso que con cada una de sus primeras cosas me emociono. Y confieso, también, que con cada una de esas nuevas cosas, me acuerdo de Marita. Recuerdo la primera vez que le confesé mi sueño de ser madre. De serlo a pesar de la edad, a pesar de una serie de factores aparentemente adversos. Recuerdo mis lágrimas cuando la perspectiva se manifestó científicamente difícil, cuando mi sueño estuvo cerca de desvanecerse.

Ha sido un camino largo. Ha sido un camino duro. Ha sido un camino cierto, un camino seguro. Hoy, ahora, tengo un hijo precioso, un hijo sano, un hijo… mío. Y nada hubiera sido posible sin Marita. Nada hubiera sido posible sin la complicidad, la comprensión, la empatía de Marita. ¿Cómo afrontar mis miedos? Cómo hacer frente a dudas que vives como trascendentales? ¿Cómo confiar? ¿Cómo seguir adelante a pesar de las dificultades? Ha sido posible gracias a Marita. Ha sido posible gracias a poder llenar de energía los peores momentos con la fuerza y la confianza prestadas por Marita.

«Ella tenía razón. Mi hijo es la prueba de que ella tenía razón, de que el tesón conjunto era la fórmula para lograrlo. Hoy, sólo puedo decir gracias. Sólo puedo decir que mi hijo es un sueño cumplido gracias a un excelente trabajo que tiene mucho, muchísimo, que ver con el afecto. Gracias, Marita, por hacerme feliz.» -Lydia

«Cuando nos sentamos por primera vez en tu despacho estaba ansiosa. Me sentía segura de la decisión que habíamos tomado. Veníamos de otra provincia y recuerdo aquel primer desplazamiento hasta Instituto FIVIR como el más emocionante de los que he hecho en coche. Y hemos viajado bastante. Recuerdo cómo nos explicaste el proceso, la manera en la que nos detallaste nuestras opciones. También recuerdo que por primera vez me di cuenta de que existía la opción de que algo fuera mal y no lográramos nuestro objetivo tan fácilmente ni tan rápidamente como esperábamos. Pero nuestra decisión estaba tomada desde hacía mucho.

Ahora, un año después y con mi hijo en brazos aquella primera conversación es un recuerdo tierno y extraño a la vez, que me hace sonreír cuando me viene a la mente. Marita, gracias por acompañarnos en todo el tratamiento, por tu calidez, gracias por no dejarnos solas ni un momento, por atender nuestras llamadas de agobio a horas intempestivas y por disipar nuestros temores. El resto del trabajo ya nos corresponde a nosotras, confío en que se nos dará tan bien como hasta el momento. Y no descartamos volver a buscar un hermanito o hermanita para Carles. Lo marcaremos como propósito de año nuevo.» -Andrea

«Necesito escribir estas líneas. Mis tratamientos no han tenido éxito y hemos tenido que renunciar a nuestro sueño de ser padres. Ya ves, algo tan sencillo de escribir me ha resultado muy difícil de asimilar. Muy difícil. Pero ya está. Estamos agotados. Cuando llegamos a Instituto FIVIR estábamos ya cansados de ir de un sitio a otro, de probar distintos médicos y de gastar muchísimo dinero. Tras siete años casados y esperando cada mes un embarazo que no llegaba, decidimos buscar ayuda. Tardamos demasiado y el camino ha sido para los dos más duro de lo que habíamos imaginado. ¡Con el miedo que tenía a tener un hijo no deseado en mis años universitarios, qué ironía!

Al final, me hablaron de ti y fuimos hasta tu clínica ya casi sin energía. Te agradezco que nos hablaras claro desde el primer momento, que nos explicaras con cariño nuestras mínimas opciones, que no trataras de vendernos un tratamiento. Pese a todo, hicimos el último intento. No logré mi embarazo pero esta vez tengo la convicción de que hemos hecho todo lo posible. Necesito pasar página, pero no sin antes volveros a agradecer vuestra profesionalidad y ese trato que nos ha hecho estar todo el tiempo seguros de estar en las mejores manos. Un abrazo para todos.» – María Teresa

«Desde hacía muchos años había tenido un sueño, un gran sueño, quería ser mamá. Pero según iban pasando los años, las circunstancias familiares, el no tener pareja y la edad, hacían que mi sueño se alejara cada vez más.

Hasta que un día, por suerte, oí hablar de vosotros y me decidí a ir a una primera visita. Mientras iba hacia allí tenía muchas dudas, no sabía si sería una cosa fría, si saldría de ahí corriendo ó si comprenderíais cual era mi situación.

Pero he de decir que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, conoceros ha sido un placer, me habéis hecho sentir como si estuviera en mi casa, como si fuerais parte de mi familia.

Por muchas dudas que tuviera cuando llegaba ahí era como estar en casa, Marita simplemente con su voz hacia que estuviera tranquila, me explicaba paso a paso como íbamos a hacer las cosas y me hacía ver que mi sueño de ser mamá podía convertirse en una realidad.

Si tenía alguna duda ó alguna inquietud simplemente tenía que llamaros y vosotros me tranquilizabais y lo solucionabais.
Ahora estoy embarazada de 3 meses, ansiosa de que todo salga bien y de tener al bebe en mis brazos, y si es así todo será gracias a ti Marita, por todo lo que hiciste y porque sé que siempre estarás ahí para lo que necesite, a ti y a tu equipo, porque sois unos grandes profesionales pero sobre todo sois unas personas con un gran corazón.

Gracias Marita, gracias Silvia, gracias Vicente. Espero que tengáis un futuro lleno de éxitos.» -Mireia

«Querida Familia FIVIR,

Llegué a vuestras manos a través de un familiar. Después de 4 años de lucha por un sueño, me sentía defraudada, desilusionada y muy abatida. Recuerdo mis primeras palabras con Marita tras enseñarle mis informes – Por favor, necesito que me hablen claro. Quiero saber mis posibilidades y mis alternativas. – Dicho y hecho, jamás me han hablado tan claro. Mi problema era una endometriosis con el consecuente envejecimiento precoz y disfunción de los ovarios. Mi mejor baza, una ovodonación.

Mi ilusión de siempre había sido tener un hijo biológico y otro adoptado. Quería saber lo que era llevar una vida en mi vientre y darle una vida mejor a un corazoncito que ya latía. Si consideraba la ovodonación, tenía un dos en uno. Le estaba ofreciendo la vida a un ser que por sus condiciones quizás nunca hubiera nacido y yo podría alimentarlo y sentirlo en mi vientre. Y como ser padres, es cosa de dos, mi chico y yo decidimos que si queríamos tener familia, era nuestra mejor opción.

Los preparativos duraron unos 3 meses porque mi cuerpo no reaccionaba como se esperaba mientras tanto Marita nos animaba diciéndonos que hasta que no estuviera todo listo no quería arriesgar, que teníamos que ser pacientes, que de allí nos iríamos con nuestro bebé. Un día sin darnos cuenta ni tiempo a reaccionar nos dijo, – Chicos, estamos listos. A ti te quiero a ti el miércoles para espermiograma y a ti te espero el lunes para la transferencia.- Dios, que mezcla de sensaciones, nervios, ilusión, expectación… Durante los 5 días de espera, Silvia estuvo en todo momento pendiente de nosotros y nos informaba todos los días del estado de nuestros bebés. Y por fin, el 4 de agosto fue el gran día. Durante la transferencia hubo alguna complicación. No sabíamos el por qué no querían o podían entrar los bebés. Aun así Marita puso todo su empeño y consiguió abrirles paso.

La semana transcurrió con normalidad, no sentía nada en especial, quizás algunos olores más acentuados, pero poca cosa. La semana siguiente transcurrió francamente mal entre náuseas y diarreas. Pasaron los días y cuando llegue a la clínica para las analíticas y vi a Vicente, rompí a llorar desconsolada, presentía que algo iba mal. Confirmado, resultado de la analítica: negativo. De nuevo otro bofetón. No conforme con el resultado, en septiembre Marita nos propuso una prueba para averiguar el porqué de esas complicaciones. Me hicieron la prueba, que no sé ni cómo se llama, y descubrimos que el cuello del útero estaba desviado y eso les impedía la entrada con pase VIP a los bebes. Llegó el 6 de octubre y con este as en la manga Marita trazó una autopista hasta el útero y transfirió 3 embriones con éxito. Bueno, hubo un remolón/a pero al final entró también jejeje. Y de nuevo, vuelta a esperar a la ansiada analítica.

El 15 de octubre a las 9:00 de la mañana me recibe Vicente como siempre con su sonrisa y sus palabras de ánimo. De nuevo llegué a la analítica alicaída, pues 3 días antes había tenido los mismos síntomas que la vez anterior. Me hacen la analítica y a las 10 de la mañana recibo su llamada.

  • Soy Vicente de FIVIR, te paso con Silvia, nuestra bióloga.
  • Muy bien, espero.
  • Hola, soy Silvia. Ya tengo los resultados de tu analítica. Son Positivos. No puedo determinar cuántos son, pero estás embarazada.

Ya no pude escuchar nada más, no me pude contener y me eché a llorar. Estaba en la calle, la gente me miraba pero a mi me era indiferente, Silvia al otro lado del aparato diciéndome que me tranquilizara, que en mi estado no era bueno llorar pero que en esta ocasión me lo iba a permitir. Jolín, que subidón. Había estado deseando ese momento desde hacía 4 largos y duros años y por fin era positivo, por fin íbamos a ser padres. Simplemente, ¡era feliz! Bueno, lo que sucedió después os lo podéis imaginar. Llamé a mi chico para decirle que íbamos a ser papas, se puso tan contento que hasta se le cayó el móvil de las manos, jajajaja. Hablé con mi madre que estaba esperando mi llamada hecha un manojo de nervios. Estaba tomando café con mi padre y para celebrarlo se pidieron un bocadillo para almorzar jajajajaja. Y cuando se lo dije a mis suegros, fue un estallido de alegría, abrazos, lágrimas de ilusión….

En fin familia FIVIR, estos son mis dias entre vosotros. No sé cómo daros las gracias por hacer realidad mis sueños. Mi bebé de 9 semanas de gestación y yo estamos estupendos y el papá nos mima entre algodones.
A ti Vicente. Gracias por ser mi paño de lágrimas. Gracias por recibirme siempre con una sonrisa y hacerme sentir como en mi casa. Eres genial, no cambies.

A ti Silvia. Gracias por cuidar de mis bebés como si fueran tuyos y gracias por ese book maravilloso de mis embriones, salieron todos guapísimos.

A ti Rosa. No he tenido el placer de coincidir contigo, pero estoy segura que eres maravillosa.

Y a ti Marita. Cuando llegué a tus brazos no tenía esperanza y has conseguido devolverme mis sueños. Ha sido duro, pero ha valido la pena todos los esfuerzos. Gracias por darme consejos como si fueras una madre. Gracias por hacer realidad mis ilusiones. Gracias por dar vida a ese proyecto que se llama ser padres.» -Ángela

Siete de cada diez pacientes de nuestro centro logra un embarazo al primer intento.

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